Como fotógrafo gastronómico, tengo la suerte de visitar lugares increíbles y trabajar con equipos apasionados por su cocina. Pero hay veces en que la experiencia trasciende lo profesional y se convierte en algo personal. Eso es exactamente lo que me ocurrió en Rotonda del Pacífico, una arrocería que no solo me sorprendió visualmente… sino también con uno de los mejores arroces que he probado jamás. Estuvimos allí trabajando para renovar la imagen de su carta: platos, bebidas, detalles del local… todo cuidado al milímetro. El equipo fue encantador, y su atención al detalle hizo que el trabajo fluyera con naturalidad. Pero lo mejor llegó cuando terminamos la sesión y el dueño, con una generosidad que agradezco enormemente, nos invitó a probar algunos de los platos estrella de la casa. Entre ellos, un arroz que todavía no se me va de la cabeza. Sabroso, con el punto perfecto, y una mezcla de aromas que hablaban de técnica, tradición y producto de calidad. Sinceramente, puedo decir —sin exagerar— que fue el mejor arroz que he probado en mi vida. Volveré pronto, pero esta vez como cliente, con tiempo para disfrutar cada bocado sin cámara en mano. Si tienes ocasión, te recomiendo pasar por Rotonda del Pacífico. Y si eres restaurante y quieres mostrar tu cocina con imágenes que estén a la altura de tu sabor, ya sabes dónde encontrarme 😉